EL BARROCO

          En el barroco las obras de arte se recargan con adornos superfluos y los temas se centran en el desengaño y el pesimismo. Para el hombre del barroco el mundo es un conjunto de falsas ilusiones que acaba con la muerte. Se critica y satiriza la ambición, el poder y el dinero. 
       
          El escritor barroco pretende impresionar los sentidos y la inteligencia con estímulos violentos de orden sensorial, sentimental o intelectual, para lograrlo recurre a un lenguaje ampuloso y retorcido que dificulta la comprensión.

         CULTERANISMO: corriente literaria del barroco que cultiva la forma de las palabras, dejando en un segundo plano su contenido y pretende crear un mundo de belleza, para lograrlo utiliza los siguientes recursos: abuso de la metáfora con el fin de crear un mundo de belleza absoluta, uso frecuente de palabras latinas y griegas, abuso del hipérbaton, uso de palabras parónimas. Su máximo representante es Luis de Góngora y Argote.

        CONCEPTISMO: corriente literaria que profundiza en el sentido de las palabras, da preferencia a las ideas, para impresionar a la inteligencia diciendo mucho con pocas palabras. Utiliza metáforas para impresionar, juegos de palabras, estilo breve y conciso y antítesis de palabras, frases o ideas, con el fin de impresionar a la mente. Su máximo representante es Francisco de Quevedo.


        AUTORES BARROCOS: Sor Juana Ines de la Cruz, Conde de Villamediana, Gabriel Bocangel, Juan de Jauregui, Conde De Salinas, Lope de Vega, Garcilaso de la Vega, Juan Boscan, Ambrosio Montesino.

     


          EJEMPLO DE POEMA BARROCO:

                                                                          SONETO DE SOR JUANA INES DE LA CRUZ

Yo no puedo tenerte ni dejarte,
ni sé por qué, al dejarte o al tenerte, 
se encuentra un no sé que para quererte 
y muchos sí sé qué para olvidarte.

Pues ni quieres dejarme ni enmendarte, 
yo templaré mi corazón de suerte
que la mitad se incline a aborrecerte
aunque la otra mitad se incline a amarte.

Si ello es fuerza querernos, haya modo,
que es morir el estar siempre riñendo:
no se hable más a celo y en sospecha.

Y quien da la mitad no quiera el todo;
y cuando me la estás allá haciendo,
sabe que estoy haciendo la deshecha.  

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