lunes, 8 de junio de 2015

Obra de teatro para niños con 11 personajes

Esta obra de teatro para niños con 11 personajes es de la autora Vivian Blumenthal (q.e.p.d) es una obra de teatro larga, pero puede servir para escuelas primarias si le recortan texto o si aumentan personajes, por ejemplo, se pueden poner dos robles que se dividan el texto.

La obra se llama Caperucita 2000, como la autora ya falleció los derechos del texto le pertenecen a su familia, así que, si piensas poner esta obra con fines de lucro, ponte en contacto a través de un correo y te pongo en comunicación con quien tiene los derechos, de él dependerá darte permiso o no para poner el texto.

Obra de teatro para niños con 11 personajes


Caperucita 2000 de Vivian Blumenthal

Personajes

Caperucita Roja
La mamá de Caperucita
Cedro
Roble
Ahuehuete
Ardilla Dientotes
Conejo orejotas
Armadillo güiro
El lobo desubicado
La súper abuelita
El funcionario del zoológico

                                               Cuadro I

Cocina en casa de Caperucita Roja que se encuentra permanentemente en un practicable a un lado del escenario. Suena el teléfono. Entra la mamá y lo contesta.

Mamá de Caperucita: ¿bueno? ¿casa de la familia Rojas del bosque? ¡ah mamá! ¿tan pronto y ya se te acabaron los panecillos integrales, los de moléculas ultravitaminadas? ¡Es terrible! eso quiere decir que en cualquier momento te quedarás sin fuerzas. ¿Aún puedes moverte? menos mal. No te preocupes, mamá, precisamente ahorita me iba a poner a prepararlos. Sí mamá, Caperucita Roja me va a ayudar y la mandaré a toda prisa a tu casa... Sí, mamá... no, mamá... sí, sí, sí, no, no, no. No te preocupes, que en el microhondas en un momentito estarán. Adiosito. (Cuelga) ¡Manos a la obra! lo bueno es que ya tengo todos los ingredientes listos para preparar unos deliciosos panecillos. Para ello se necesitarán: (señala cada uno de los trastes rojos con los diferentes ingredientes) mantequilla, miel de abeja, harina integral, jugo de naranja, huevos, y lo más importante: las moléculas ultravitaminadas. Bueno pues ahora sólo me falta que esté aquí Caperucita Roja, pues a ella le encanta ayudarme en la cocina. ¿Dónde estará? (Al público) ¿ustedes la han visto? ¿me ayudan a lamarla? ¡Caperucita Roja! ¡Caperucita Roja!

Caperucita: ¡aquí estoy! ¡aquí estoy!

Mamá: Ya voy a empezar a preparar unos panecillos integrales, para que se los lleves a tu superabuelita. ¿Dónde te habías metido?

Caperucita: Me estaba lavando muy bien las manos y poniéndome mi delantal.

Mamá: entonces, ¿ya estás lista?

Caperucita: ¡listísima!

Mamá: si te fijas bien cómo se preparan, muy pronto lo podrás hacer tu solita...

Caperucita: ¡qué padre! ¿me vas a dejar que yo sola haga los panecillos?

Mamá: claro que sí Caperucita, eres una niña muy capaz e inteligente. Mi única queja es que a veces no eres muy obediente. 

Caperucita: dame la receta y yo la seguiré al pie de la letra.

Caperucita va añadiendo los ingredientes dispuestos en diversos trastes rojos a uno más grande, conforme la mamá los va nombrando.

Mamá: Los harás de la manera siguiente: pon la mantequilla en el recipiente, añade luego un poco de esa miel, que aún al aroma de las flores le es fiel. Luego agregas un huevo de granja, y la raspadura de media naranja. Después harina integral y polvos de hornear, y ya que lo acabes bien de menear listos están para ser cocinados en ese horno que parece encantado ¡pues en microhondas en un momento están!

Caperucita toma con sumo cuidado una pesada cajita plateada, se escucha una música de suspenso, luego la coloca cerca de ella y la abre sacando entonces una botellita con gotero del mismo color, y procede a poner cinco gotas a la masa de los panecillos. Cada gota deberá ir acompañada del sonido de un triángulo.

Mamá: 1,2,3,4,5 ¡nada más cinco Caperucita! pues pueden ser un poco indigestas. Estas gotas son el equivalente a comerse: dos kilos de manzanas, tres mangos, veinticinco plátanos, doscientas un uvas, doce zanahorias, siete aguacates, una ramita de perejil, medio kilo de alfalfa, media piña, dos melones, y una sandía y media.

Caperucita: ¿Por qué le urge tanto a mi superabuelita que le lleve estos panecillos?

Mamá: porque su trabajo de protectora del medio ambiente, le exige demasiada energía, y la única manera de mantener una fuerza extraordinaria a su edad, es mediante una alimentación rica y natural.

Caperucita: ¿Puedo también tomarme unas gotitas de esas "moléculas ultravitaminadas"?

Mamá: no hace falta, Caperucita, porque tu puedes comer mucha fruta y verdura, en cambio tu abuelita, con sus dientes postizos, ya no puede masticar bien, por eso se las tengo que dar concentradas.

Caperucita: ¡a mí me gusta mucho la fruta!  (toma una y luego la pone en su canasta)

Mamá: ¡No hay tiempo que perder! mientras están los panecillos, voy a ir preparando tu canasta con lo que necesitas llevar... aquí está tu flauta, ¿qué más? ¡ah! llévate el celular porque quiero checarte durante el camino, ya no sabe una ni qué peligros se esconden en el bosque. Aquí tengo este género rojo, para que se lo lleves a tu superabuelita, ya le pedí que te haga una caperuza nueva.

Caperucita: yo no necesito una caperucita nueva mamá.

Mamá: ¿cómo no? mira qué desgastada está esta que traes puesta, descosida, y hasta parchada. ¿por qué no te pones otra el día de hoy? tenes esta caperucita azul que no has estrenado o esta amarilla...

Caperucita: no mamá. Mi caperucita roja es mi favorita.

Mamá: no en vano todos te conocen ya como la caperucita roja. Me gustaría entender esa pasión por el rojo.

Caperucita: yo te lo explicaré...

(Canta) entre todos los colores siempre escojo
ese color tan alegre que es el rojo
el rojo tiene más primores
de entre todos los colores
pues las mejillas sonroja
de caperucita roja

rojas son las fresas
y también las cerezas
rojas muchas flores son,
amaneciendo lo es el sol

rojo, rojo, rojo,
siempre escojo el rojo
soy Caperucita
rojo es mi color.

Mamá: ¡rojas tambén son las fauces del lobo!

Caperucita: pero mamá, ¿en qué mundo vives? no ves que ya casi ni quedan lobos. ¿qué no sabes que es una especie en peligro de extinción?

Mamá: es cierto. En este bosque hace mucho que desaparecieron. Por eso estoy tranquila de dejarte que vayas tú sola a llevarle los panecillos a tu superabuelita (sueña la señal del microondas) ¡listo!

Los vacía en un recipiento rojo y luego pone éste en la canasta

Caperucita: ¡qué rico, ya están!

Mamá: los voy a poner en tu canasta. Por ningún motivo te vayas a entretener, ni siquiera con tus amiguitos silvestres, porque tu abuelita tiene mucha urgencia de que le lleves esto. ¿De acuerdo?

Caperucita: de acuerdo, mamita, adiós.

Mamá: adiós. Caperucita, ten mucho cuidado, no hables con desconocidos, cualquier problema y me llamas por teléfono.

Caperucita: sí mamá.

Mamá: te repito que no quiero que te distraigas en el camino

Caperucita: ¡ay mamá! ¿no te parece que estás exagerando? pareciera como si la casa de mi super abuelita quedara al otro lado del mundo.

Mamá: es la experiencia la que me hace hablar así, hija, toma a bien mis consejos.

Caperucita: perdóname, mamita, y no te preocupes.

Mamá: adiós, Caperucita.

Caperucita da una vuelta por entre el público con la cancón anterior, mientras en el escenario se ven tres árboles sumamente maltratados y espantados por una fogata que hay muy cerca de ellos


CUADRO II

En el bosque

Roble: ¡miren quién viene allá!

Cedro: ¡qué tortura! ¡no, otra vez no!

Ahuehuete: no se asusten, es caperucita roja la que se acerca.

Caperucita: ¡hola roble! ¡hola ahuehuete! ¿qué tal cedro?

Cedro: apaga cuanto antes esas brasas, que un malvado prendió una fogata y no la apagó bien.

Caperucita: (apagándola con un pie) ¡esto es peligrosísimo! así comienzan los incendios.

Roble: gracias, Caperucita, estábamos con el alma en un hilo.

Ahuehuete: hacía mucho tiempo que no pasabas por aqu´, tanto, que estábamos muy angustiados.

Cedro: temíamos que te hubiera pasado algo en el terrible incendio que hubo.

Roble: muchos de mi especie murieron quemados

Caperucita: ¡cómo lo siento!

Cedro: de no haber sido por tu superabuelita, que apagó el incendio, nosotros también hubiéramos perecido.

Ahuehuete: Caperucita, ¿me podrías hacer otro favor?

Caperucita: claro que sí.

Ahuehuete: levanta ese nido y vuélvelo a acomodar entre mis ramas, el mismo tipo malvado que prendió la fogata, lo tiró a pedradas.

Caperucita: (recogiendo el nido) ¡está vacío!

Roble: los pajaritos tuvieron que buscar otro hogar

Caperucita: (acariciando al cedro) ¡pobres amigos!

Cedro: ¡ay! caperucita, me da mucha pena, pero te voy a suplicar que no me toques, ¡estoy todo lastimado!

Caperucita: ¡perdón!

Cedro: me han estado arrancando la corteza y estoy adolorido y enfermo. Tú sabes, la corteza de los árboles es como tu piel, y al ser arrancada nos enfermamos gravemente. 

Roble: yo también estoy adolorido, pues el malvado del que te hablamos se cuelga de mis ramas hasta que las rompe, y hace con nuestros cuerpos fogatas.

Caperucita: ¡un momento! ¿quién es este tipo tan criminal?

Roble: ¿No te has enterado?

Caperucita: no

Ahuehuete: es un animalejo muy extraño, desde que era apenas un  árbolito pequeño, como que me acuerdo de haber visto de esos ejemplares aullándole a la luna.

Los tres árboles: ayúdanos caperucita, no nos abandones, no nos podemos defender solos.

Caperucita: todo lo que me dicen es muy grave, ahorita voy a platicarle a mi súper abuelita, pues ella es la presidenta de la Asociación recicladora y ecologista del bosque.

Roble: ¿y eso qué es?

Caperucita: es como un club de personas que aman nuestro planeta, que luchan contra la destrucción que provocan las personas sin educación.

Roble: Caperucita, alégranos un poco tocándonos algo de música con tu flauta, ya nos parece monótona la del viento.

Caperucita: no puedo, le prometí a mi mamá que no me entretendría, pues me dijo repetidamente que me fuera derechito y sin escalas.

Ahuehuete: aunque sea una cancioncita chiquita, eso nos servirá de medicina y nos aliviará ¿sí?

Caperucita: está bien. (Caperucita toca una melodía con su flauta mientras los árboles cantan)

CANCIÓN DE LOS ÁRBOLES

qué hermosos tempos aquellos
cuando eramos buenos amigos
lucíamos radiantes y bellos
pues no obtuvimos castigo
ya no se aprecian nuestros servicios
pues nos desprecian ya por sus vicios
para ti el aire purificamos
y a los parajes los adornamos
frutos producimos para que puedas crecer
y eso es algo que debes de agradecer...

Cedro: ¡Gracias Caperucita!

Ahuehuete: aplaudiríamos si pudiéramos, pero ya ves qué tiesos son nuestros brazos.

Caperucita: ya no me entretengan más. No se preocupen, que superabuelita y yo los libraremos de ese malhechor y ustedes no morirán.

Árboles: ¡adiós Caperucita, confiamos en ti!

Caperucita se dispone a salir, pero la ardilla la intercepta.

Dientotes: caperucita ¡hola! ¡qué milagro que nos visitas!

Dientotes: ya no soy la ardilla dientotes, pues ya solo me queda un triste dientecito.

Caperucita: ¿ya ves? ¡por no lavarte los dientes!

La ardilla: no se me calleron por no cepillármelos, pues a mi me gustaba traerlos siempre blancos y lustrosos, no como esos amiguitos que no se los cepillan, y en sus dientes puede una adivinar qué comieron ayer.

Caperucita: ¿entonces por qué se te calleron?

La ardilla: se me rompieron, pues desde que hay tanta basura en el bosque nos encontramos todos aquí muy desorientados. Confundí una corcholata con una bellota, y ese fue el fin de mis atractivos dientotes.

Caperucita: ¡qué calamidad! es cierto, hay demasiada basura

La ardilla: y no soy la única que lo padece. ¿Te acuerdas de orejotas? el conejo de las orejas largas largas.

Caperucita: ¡cómo olvidarlo! tiene las orejas más largas que jamás he visto

La ardilla: pues no es que sea chismosa, pero fíjate que con todo y sus orejotas se está quedando sordo.

Caperucita: ¿orejotas sordo? ¡no lo puedo creer!

La ardilla: fíjate que el mismo individuo que anda tirando toda esta basura trae una grabadora a todo volumen, así que con lo sensible que son sus orejotas, está perdiendo su sentido del oído, y no creas Caperucita, a los demás también ya nos zumban.

Caperucita: necesito ver a orejotas, esto no le puede suceder a él (llamando) ¡orejotas, orejotas!

La ardilla: ¡uy! no caperucita, ni de chiste te puede oir, necesitas un micrófono o que alguien te ayude a llamarle a gritos.

Caperucita: (al público) por favor, ayúdenme a llamarle a orejotas, a la una, a las dos y a las tres ¡orejotas! ¡más fuerte, orejotas!

Orejotas: como que oí que una lejana voz me llamaba. ¡ah! eres tú caperucita. Disculpa que no te haya ido a recibir a la entrada del bosque, pero es que no oí tus pasos como otras veces.

Caperucita: me dijeron que ya casi no puedes oir.

Orejotas: ¿qué?

Caperucita: que ya casi no puedes escuchar.

Orejotas: ¿qué me tengo que marchar? sí, en eso estaba precisamente pensando, porque francamente aquí ya no se puede vivir.

Caperucita: no orejotas, no será preciso que te marches, porque pienso que pronto todo se va a solucionar, yq que pediré que entre en acción nada menos que mi superabuelita.

Orejotas: ¿que me vaya ya ahorita? (caperucita y la ardilla se voltean a ver con impaciencia) No puedo Caperucita, pues antes necesito buscar a dónde ir, en la ciudad están muy caras las rentas pues escasean los árboles.

Caperucita: ¡de plano no oye nada este conejo!

Orejotas: ¿que me darás un consejo? ¿cuál caperucita?

Caperucita: tengo que darme prisa y platicarle todo esto a mi superabuelita. (se escucha un quejido)

Armadillo ¡ayy!

Caperucita: ¿quién se queja?

Armadillo: ¡yo caperucita! el armadillo

Caperucita: ¿y a ti que te hizo ese malechor?

Armadillo: pues fíjate que ando todo adolorido porque, pues tú sabes caperucita, que nosotros los armadillos somos algo lentos para caminar y cuando se acerca ese malvado, me agarra a mí o a alguno de mis hermanos y con una moneda nos raspa la espalda y hace ritmo cual si fuéramos güiros. ¡ya estamos hartos de sus abusos!

Caperucita: ¿cómo que hace ritmo contigo?

La ardilla: (tomando una corcholata) armadillo ¿me permites?

armadillo: con los cuates ni hablar.

La ardilla le talla el lomo haciendo ritmo huapachoso

Armadillo: no es por nada, pero ¡hago buen ritmo! ¿a poco no se les antoja bailar? ¡ándele Caperucita, baila con nosotros, estamos tan tristes que quizá eso nos alegre un poco!

Caperucita: pero mi mamá dijo que...

Animalitos del bosque: ¡ándale caperucita! aunque sea solo un poquito

Caperucita: está bien, solo una cancioncita, sirve y aprovecho para recoger algunos papeles y basura. No soporto ver tan sucio este bosque que es su casa.


Se escucha música tropical o salsa, y mientras cantan le dan pamba a los niños, mientras recogen papeles que hay entre el público.

Canción

pamba, pamaba pamba
pamba en la cabeza,
pamba, pamba, pamba
pamba a los cochinos
y si la limpieza
no les interesa
pamba, pamba, pamba
pamba en la cabeza.

si tiro papel, pamba, pamba, pamba
si tiro basura, pamba, pamba, pamba
si maltrato pinos, pamba, pamba pamba
si hacen mucho ruido pamba, pamba, pamba,
pamba, pamba, pamba
pamba, pamba, pamba

En seguida se escucha música de rap a todo volumen que se escucha por detrás del público.

La ardilla: caperucita ¡escóndete! que allá viene el malechor de quien hablábamos

Caperucita: ¡es un lobo! qué extraño, hací mucho tiempo que ya no había lobos en este bosque ¿de dónde habrá salido?

Armadillo: tú no preguntes y mejor escóndete detrás de un árbol como nosotros y no se te ocurra darle una pamba, porque es un tipo muy brabucón.

Caperucita se esconde tras de un árbol. Los animales salen corriendo, aparece el lobo aullando y gritando "yea", viste un overol anaranjado que dice en la espalda "zoológico Guadalajara limpieza" trae lentes obscuros, una grabadora y unas bolsas de plástico llenas de basura que se encarga de ir esparciendo a su paso. Este lobo es primo hermano de brozo, el payaso tenebroso.

Rap del lobo desubicado

yo soy un lobo,
muy listo y nada bobo
algo desubicado
nada sofisticado
ahora puedo hacer
lo que me de placer
tirar esta basura
pues no tengo que hacer
¡yeaa!
si tiras la basura,
será tu sepultura
¿que hora crees que son?
ya es hora de comer
un niño en mi barriga
yo ya deseo tener
y como cochinadas
y papitas enchiladas
la comida chatarra
a mi nunca me cansa
aunque me de dolor
de panza e hinchazón
¡yea!
dicen que estoy chaparro
por culpa del cigarro
y que estoy tan panzón
por ser tan glotón
dulces de todo tipo
yo puedo consumir
aunque el dolor de muelas
no me deje ni dormir.


Cedro: ¡bájenle a la música!

Lobo: (bajando el volumen) ¿alquien me habla? (se quita los lentes y esculca en sus bolsas de plástico) mmm ¿qué comeré? ¡huy! estos "gachitos" ya se acabaron (tira la envoltura) ¿y las galletas rellenas? ¡chale! ¡ya no hay! y los refrescos, y los dulces, los cigarros, ¡ya se acabó todo! (al público) oigan batos, ¿ustedes no traen algo que me den? de preferencia cochinadas. ¡Ah! y no se les olvide tirar los papeles en el suelo, digo si quieren entrar a la onda desubicada.

Se escucha nuevamente el rap, el lobo tira un cigarro encendido y continúa su baile. Caperucita sale indignada de su escondite y apaga el cigarro. 

Lobo: ¿pero qué veo? una sonrojada y apetitosa niña.

Caperucita: acabas de tirar un cigarro en el suelo sin haberlo apagado. ¿Qué, quieres ocasionar un incendio?

Lobo: ¡hey niña, qué te traes! te voy a suplicar de la manera más atenta que cuando te dirijas a mí, me digas "señor don lobo" ¿qué es eso de andarme tuteando? ¿qué no te han enseñado a respetar a tus mayores?

Caperucita: mira, yo no puedo respetar a un ser que no tiene nada de educación ni de conciencia. ¡Mira cuanta basura! ya me han dado bastantes referencias de ti y te voy a acusar con mi super abuelita.

Lobo: (burlándose) ¡uy que miedo! no me vaya a acusar con su abuelita chimuela.

Caperucita: es mejor que no te burles de ella, porque nunca falla.

Lobo: oye niña, ¿de casualidad tu abuelita no es una señora gordita, jamoncita?

Caperucita: sí, ¿la conoces?

Lobo: (frotándose las manos) no, ¡nada más me la estoy imaginando!

Caperucita se pone a recoger basura

Lobo: (al público) primero me loncho a la ruquita, y luego me echo a la chiquilla (a caperucita) oye niña ¿y dónde vive tu abuelita?

Caperucita: vive atrás del ... (al público) oigan amigos, ¿le digo a este lobo dónde vive mi abuelita? no verdad (al lobo) ¿qué me crees tan tonta? claro que no te voy a decir, ya mero te voy a andar dando el domicilio de mi superabuelita, para nada bueno lo has de querer.

Lobo: ni modo, entonces solamente te voy a poder comer a ti. (la persigue, un árbol interpone una rama y el lobo se tropieza, caperucita saca el celular de su canasta)

Caperucita: ¡ahorita mismo voy a hablarle al zoológico, para que te encierren!

Lobo: no, no, no, te lo suplico, no hables al zoológico, además como son burócratas, de seguro ni están en su oficina. ¡Por favor no pidas auxilio!

Caperucita: pero si me quieres comer

Lobo: que no haya fijón, ¡ay muere! ¿no comprendes que ya se me acabó mi reserva de comida chatarra? ya me crujen las tripas... (se pone a llorar) auu! sufro mucho

Caperucita: ¿ahora por qué lloras?

Lobo: soy un fugitivo! me escapé del zoológico.

Caperucita: ¿del zoológico? con razón te me hacías cara conocida. Así que te escapaste lobo malo.

Lobo: no me juzgues así niña. Te voy a contar la historia de mi vida. Cuando era apenas un lobito morrito, vivía en un bosque muy quitado de la pena, hasta que un día, unos traficantes de animales me robaron y me separaron de mi papá y mi mamá... ¡auuu! ¡auuu!

Caperucita: ¡qué horror!

Lobo: luego, los que me robaron, me vendieron (imita a un traficante extranjero) "pásele harbanus, pásele, tenemus alefantes, jarafas, colotes, pájarus exoticus, lléguele por su león, su lobo, los últimos en peligro de extinción". Luego pasó por ahí un tipo medio raro, un funcionario del zoológio de Guadalajara. (imitándolo) "oiga, ¿a cómo los lobos? ¿tan caros? cuánto es lo menos, porque mire, este está todo flaco y gacho, no es un ejemplar como el de los albumes de estampitas, este está re feo". ¡Me dijo feo! a mí, que era el guapo de la familia, el lupus adonis, el lobo con perfil griego. (muestra su chueco perfil)

Caperucita: y luego ¿qué paso?

Lobo: me llevaron al zoológico, me encerraron en una jaula. Ya iba para un lado, ya para el otro. ¡ya hasta parecía lobo enjaulado!

Caperucita: pues eras un lobo enjaulado.

Lobo: sí verdad?

Caperucita: ¡qué aburrido!

Lobo. sí, me aburría mucho, extrañaba mi libertad, deseaba volver al bosque.

Caperucita: ¿y para qué? ¿para destruirlo? mira nada más cómo lo tienes: lleno de basura.

Lobo: como yo no tuve mamá ni papá que me educaran, sigo el ejemplo de ustedes, los humanos. Crecí vendo su comportamiento y esa fue mi escuela. Cuando vivía en el zoológico, los niños se burlaban de mí, me aventaban comida chatarra y me faltaban al respeto... todo el día tenía que soportar música a todo volumen de cada uno de los juegos mecánicos que se encontraban junto al parque zoológico, lo que constituía una verdadera tortura para mí.

Caperucita: ¡Pobrecito lobo!

Lobo: si no soy un lobo malo, solo soy un lobo desubicado. Y ahora, yo, que soy uno de los pocos especímenes lobos que quedan en este mundo, me voy a morir de ¡este maldito dolor de barriga que me cargo!

Caperucita: pues cómo no te va a doler la panza con tanta porquería que comes

Lobo: no seas malita y traeme de esa medicina sicodélica que anuncian en la tele

Caperucita: no sé de qué medicina me hablas, pero por aquí cerca crecen unas flores de manzanilla, con eso te sentirás mejor.

Lobo: deja aquí tu canasta, digo para que no te vayas a cansar.

Caperucita: no, me la llevo, no me la vayas a robar.

Lobo: ¡uy! ¿pues por quién me tomas?

Caperucita: bueno, está bien, ahorita vengo. (Sale)

Lobo: (quejándose) ¡ayyy) (cambiando la voz de tono y aleteando con las manos) ¡ayy qué tonta! qué fácil la engañé (al público) ¿a poco ustedes se la creyeron que deveras me dolía la panza? si soy buen actor, hasta debería trabajar en esos programas que ven sus mamás ¿cómo se llaman? ¡ah sí! las taranovelas. Ahora ustedes van ha desembuchar: dónde vive la abuelita de esta mocosa, para írmela a comer también, con chilito, salecita (se saborea) ¿qué,  no me van a decir? ¿ya as´nos llevamos gachos? (suena el teléfono) ¿qué pasó? ¿quién anda suelto del estómago? ¡ah no, es el teléfono! ¡cállense metiches dejen oir! (luz en la cocina de la mamá) ¿Bueno?

mamá: bueno, ¿con quién hablo?

lobo: (agresivo) ¿con quién quiere hablar?

mamá: ¡con caperucita roja, mi hija!

lobo: (rápidamente finge la voy) sí mamita soy yo, Caperucita roja en persona.

mamá: qué ronca tienes la voz

lobo: mmm... es que me dio un golpe de aire y me puse malita de la tos ¡cajum! ¡cajum!

mamá: ¿y cómo está tu superabuelita?

lobo: ay mami, fíjate que no me lo vas a creer, pero todavía no llego a su casa.

Mamá: ¿cómo que todavía no llegas? te dije que no te entretuvieras en el camino, ¿ves cómo eres desobediente?

Lobo: si no soy desobediente, lo que pasa es que ya se me olvidó dónde vive mi abuelita...

Mamá: ¿cómo voy a creer que ya no te acuerdes que vive justo antes de terminar el bosque, junto al riachuelo seco?

lobo: (tapa la bocina y se ríe malevolamente) ¡ah! sí ya me acordé.

Mamá: ¡algo aqu´me huele muy mal!

Lobo: (oliéndose las axilas) no mami, si me bañé el año pasado cuando cayó un aguacero en el zoológico.

Mamá: (alarmada) ¡pero qué dices, Caperucita!

Lobo: nada mami, ya voy a colgar porque ya se me hizo tarde. ¡Adiosito! (cuelga)

Mamá: ¡caperucita! ¡esta niña!

La iluminación de la mamá desaparece

Lobo: qué fregón soy, ni hablar, ahora ya sé dónde vive la abuelita (comienza a olfatear) huele como a pastel, vamos a ver, ¿qué hay en esta canasta? ¡umm! ¡panecillos! (los prueba y los escupe) ¡uy! estos no están rellenos como de "crema de rasurar" como los "mensitos" (sigue esculcando) ¿qué más? una flauta (se la lleva a la boca y hace una trompetilla y luego se ríe) un pedazo de tela roja (la avienta e inmediatamente chasquea los dedos con una idea) ¡yea! (la recoge) esto va a funcionar muy bien para mis planes. (se pone el trapo rojo sobre su cabeza y canta fingiendo la voz) "soy caperucita roja" (ríe) debo darme prisa antes de que llegue la mocosa roja. (finge la voz) "con sus flores de manzanilla".

Cedro: ¡lobo ratero!

Lobo: ¿quién habló? (al público) ¿qué pasó señor, así nos llevamos?

Ahuehuete: le vamos a decir a Caperucita que te robaste su canasta.

Lobo: órale, no sean coyones, ¡díganmelo a lo macho en mi cara! (al público) ¡andas tocado hijo, los árboles no hablan. Miren mocosos, pongan mucha atención: al que le diga a la caperuza para dónde me fui, oíganlo bien porque no repito: me lo voy a comer en salsa verde y sin tortilla (prende su rap, y sale cargando su grabadora y la canasta mientras baila)

Caperucita roja: (entra con un manojo de flores de manzanilla) ¿y el lobo?

Roble: se fué

Cedro:  y se llevó tu canasta

Ahuehuete: no debiste confiar en ese lobo, todos te advertimos que era un ser despreciable.

Caperucita: me dio lástima, parecía sincero. Tengo que recuperar esa canasta, porque si el lobo se llega a comer los panecillos, desarrollará una fuerza tan grande que ni diez superabuelitas podrían ponerlo en su lugar. (al público) ¿para dónde se fue?

Árboles: ¡detente, Caperucita!

Ahuehuete: el lobo es un ser muy peligroso y te puede causar daño. Es preferible que pierdas tus cosas, que al fin son sólo cosas y como tales se pueden sustituir, a que caigas en las garras de ese malvado.

Caperucita: mi mamá me va a regañar por no haberla obedecido y haberme distraído en el camino. Ella tenía razón.

Cedro: ¿qué prefieres: que te coma el lobo o que te regañe tu mamá?

Caperucita: tienes razón, además por fortuna mi mamá es de las que cuentan hasta 10 antes de dar las nalgadas.

Roble: ve cuanto antes a la casa de tu abuelita y ponte a salvo.

Caperucita: ¡este ha sido el día más triste de mi vida! (sale corriendo)

El telón se cierra mientras se acomoda la casa de la superabuelita, mientras tanto se enciende la luz de la cocina donde se encuentra la mamá.

Mamá:  no estoy tranquila, algo me dice que Caperucita roja está en peligro. ¡ardilla dientotes!

Ardilla dientotes: (asomándose por la ventana) ¡hola! si me va a regalar nueces, le suplico que me las dé molidas, pues se me franturaron mis dientotes.

Mamá: ¿pues qué te pasó?

Dientotes: es una historia un poco larga, se la acabo de contar a Caperucita roja

Mamá: conque caperucita estuvo platicando con ustedes.

Dientotes: y también bailamos y cantamos. Nos divertimos mucho (al público) ¿verdad amiguitos?

Mamá: ¡pero si me prometió que no se entretendría por el camino!

Dientotes: no se vaya a enojar con ella, al cabo no se dilató mucho, porque en eso llegó el lobo.

Mamá: (espantada) ¡ay! ¡un lobo!

Dientotes: sí, el que se escapó del zoológico ¡a poco no ha oído las noticias?

Mamá: ¡no!

Dientotes: pués préndale aunque sea a la tele.

La mamá enciende la televisión -una televisión regular se distingue perfectamente en el teatro- y por medio de vídeo aparece el lobo, quien se encuentra en un paisaje boscoso natural tirando basura. El fundo musical es de rock. El lobo enciende un cigarro y tira el cerillo, la cámara sigue su trayectoria hasta el suelo para luego continuar con las imágenes de un incendio tomadas de alguna noticia. La voz de una reportera informa al público que urge la presencia de la señora Agueda Rojas del Bosque, mejor conocida como superabuelita, y de la cual se ignora su ausencia para que controle a un lobo destructor que está acabando con el último bosque de la zona, presuntamente un fugitivo del zoológico. Una vez terminado el resportaje, la mamá de Caperucita apaga el monitor.

Dientotes: es el mismo que acabamos de ver en el bosque y se quedó con Caperucita.

Mamá: ¡ay, mi niña está en peligro! notificaré de inmediato al zoológico para que vengan por él. Y  tú dientotes, corre hasta dónde está ella y dile que de inmediato se ponga a salvo en casa de su superabuelita.

Dientotes: así lo haré, a toda velocidad (sale)

Mamá: tomando el teléfono. Ojalá que me contesten en el zoológico. (Oscuro)

Aparece en el foro la casa de superabuelita, quien se encuentra sentada en su mecedora impaciente.

Superabuelita: cómo tarda caperucita con mis panecillos integrales con moléculas ultravitaminadas. Sin ese alimento no tengo fuerzas. Ya me comí mis espinacas, pero pues soy superabuelita y no popeye, a mí lo que me da fuerza es el salvado de trigo y los alimentos naturales. ¡Qué débil me siento! y tan sólo me queda un pedacito de pan integral y yo necesito muchas energías para poder meter en cintura a esos niños traviesos que según tengo entendido, andan quemando el Bosque de la Primavera (al público) ¿ustedes saben algo? ¿un lobo? ¡ah, pero no se preocupen, que yo lo solucionaré todo, porque, así como me ven, yo no soy una abuela tradicional.

Canción de la superabuelita

yo no puedo, yo no puedo, yo no puedo ser
una abuela, una abuela muy tradicional
de esas que gustan, que gustan, que gustan tejer,
yo no puedo, yo no puedo ser.
Cuando yo era niña
salía a pasear,
agua del río bebía
era sensacional.
La comida era buena en verdad
sin colorantes, nada artificial
hoy los panecillos de trigo integral
me dan aquella fuerza espectacular.

Superabuelita: ¡ay, me marié! rápido, mi último pedazo de pan. (se lo come y suenan unas fanfarrias espectaculares y superabuelita se suelta la greña)

canción (rock and roll)

¿qué mundo le hemos dado a nuestros hijos?
los padres suelen lamentar,
¿qué hijos le dejamos a este mundo?
los padres deben de pensar
hijos que lo quieren destruir
o hijos que lo quieren conservar.

al terminar la segunda canción, superabuelita se dispone a levantar las pesas, pero al tenerlas arriba, la presión hace que se le escape una ruidosa flatulencia.

Abuelita: de plano mi debilidad ha llegado a su límite

Llaman a la puerta

Lobo: (fingiendo la voz) abuelita, abuelita, ábreme, soy yo caperucita roja.

Superabuelita: llegas justo a tiempo, cuando más necesito recuperar mis fuerzas

superabuelita abre la puerta.

Lobo: (con una caperuza improvisada y voz ronca) con permiso (el lobo de un aventón le tira los lentes. Corrige la voz) digo, con permiso abuelita.

Superabuelita: mi hijita, ya me tiraste los lentes. ¿dónde están que no veo?

Lobo: (aventándolos con la pata) (inocente) ay abuelita, yo no sé. (al público) ¿a esta venerable anciana le dicen superabuelita? más bien le deberían decir la superaguadita. oye agüe, dame el chilito y el limón.

Superabuelita: perdóname mi hija pero sin mis lentes no veo nada (se topa con el lobo que babea y se saborea) ¡qué mal semblante tienes! ¿te sientes mal?

Lobo: no abuelita

Superabuelita: a ver siéntate en mi regazo para verte mejor y darte un beso... ¡ayy! ¡por la biodegradabilidad misma! tú no eres caperucita, sino un cannis lupus.

Lobo: ¡eso lo será usted!

Superabuelita: quiero decir un lobo, tonto.

Lobo: ¡cállese ruca, que esto es un asalto y enseguida me la voy a almorzar!

Superabuelita: auxilio! (la abuelita trata de escapar, el lobo pronto la alcanza y esta cae desmayada)

Caperucita roja: (desde afuera) ¡abreme, por favor es urgente!

Lobo: ¡chale! ya llegó la niña tonta esa. A ver bizcochito (cantando la canción de cri-cri) métete al ropero abuelita (la arrastra y la mete al ropero)

Caperucita roja: superabuelita ¿qué pasa, por qué no me abres? (toca a la puerta)

Lobo: (vociferando) ¡qué bien frie...! (corrigiendo) este... un momento mi´jita ahorita  te abro. (El lobo se viste con una bata, gorro y chal que hay en un perchero). Ahora me voy a poner un disfraz de aguadita pues ha habido un pequeño cambio: primero me como la panela y luego el roquefor (fingiendo la voz) paciencia ya voy (por la canasta) ¡esto me puede delatar! (la avienta dentro del ropero, abre la puerta dándole de inmediato la espalda a Caperucita para dirigirse a su mecedora) pásale mi´jita, si escuchas gritos como de niños, no hagas caso que es la tele que la tengo prendida en uno de esos programitas de concursos.

Caperucita roja: (mientras ella habla, el lobo le esparce sal con un salero en uno de sus brazos) urge tu presencia en el bosque superabuelita, pues está al borde de la destrucción por culpa de un lobo desubicado, el mismo que robó mi canasta donde traía tus panecillos integrales.

Lobo: (saboreándose) no te preocupes, que hoy voy a cambiar de menú

Caperucita: (levanta un poco el gorro del lobo) ¡ay superabuelita! ¡qué orejas tan grandes tienes!

Lobo: son para oirte mejor hijita!

Caperucita: ¡ay superabuelita! que ojos tan grandes tienes

Lobo: ¡son.. son tapatíos!

Caperucita: ¡ay superabuelita! ¡qué dientes tan grandes tienes!

Lobo: son para comerte mejor!

El lobo corretea a caperucita por el escenario y salen de escena, al mismo instante en que se escucha una fanfarria espectacular y la técnica superabuelita sale de su ropero enmascarada, toda de verde, con el símbolo del reciclado en el pecho.

Superabuelita: ¡afortunadamente le pude echar mano a los panecillos de la canasta (al público) ¿para dónde se fue ese rudo? ¡espero que aún no sea tarde! (toma con una sola mano su pesa y sale con un grito feroz)

A continuación vuelven al foro el lobo y la superabuelita, o su doble, quienes escenifican un round de lucha libre, muy reñido, después de varias llaves y trampas contra la enmascarada, como la de echarle sal en los ojos, el lobo pide al público que cuenten, pero no logran llegar a tres cuando la viejita se repone y da su merecido al rudo. Se termina con la victoria de la técnica.

Caperucita: (volviendo a escena) ¡bravo superabuelita! ¡eres lo máximo!

Superabuelita: ¡De no haber caído en mis manos los panecillos, no sé qué hubiera ocurrido!

Caperucita: ¿marco el número del zoológico para que vengan a recoger a ese maloso?

Lobo: no, se los ruego, tengan piedad de este lobo desubicado, yo solo he sido víctima de los humanos. ¡no tengo la culpa de se como soy! ¡no me encierren por favor, no lo resistiría!

Superabuelita: pobrecito lobo

Caperucita: no le hagas caso superabuelita que así me engañó hace rato a mí.

Superabuelita: en realidad los lobos son unos animales muy incomprendidos, ellos no son malos, y -en condiciones naturales- son animales bellos e inteligentes.

Caperucita: entonces ¿se quedará a vivir en el bosque?

Superabuelita: siempre y cuanto tenga la voluntad de cambiar, debe recoger la basura que tiró y trabajar como guardabosques, siendo únicamente feroz cuando se tope con algún inconciente que tire basura.

Lobo: sí, sí, me haré pepenador, hasta si quieren les recito "los motivos del lobo", todo, con tal de que no me vuelvan a encerrar.

Superabuelita: solo es necesario que vivas en armonía con tu habitat. ¡Bueno, pues asunto solucionado! voy a cambiarme de ropa (se mete a su ropero)

Caperucita: ¿de verdad que no me estás engañando otra vez?

Lobo: ¿me crees loco? (con una mano en la espalda todo adolorido) ¡otro round de estos no lo resisto!

Caperucita: entonces voy a avisarle a Cedro, Roble y Ahuehuete y a los animalitos del bosque que pueden estar tranquilos, que mi superabuelita ha resuelto un caso más. (sale)

Lobo: (al público) ¡qué castigo me dio superabuelita! mis respetos para la ruquita esa, pero pues tiene razón. Al final es buena onda.... yo soy el que la estaba regando, miren nada más que sucio tenía el bosque, pero me cai que ya voy a cambiar, recogeré todita la basura, y nunca más volveré a ensuciar mi... ¿cómo se dice? ecosistema. No quiero que me devuelvan al zoológico. ¿a ustedes les gustaría vivir encerrado toda su vida? ¡a mí tampoco! pero yo pienso cambiar, empezando por hoy ya soy un lobito muy bueno y voy a cuidar mi medio ambiente, y le voy a dar pamba al que vea ensuciando o destruyendo los arbolitos, y a los que andan tirando gasolina y provocando explosiones ¡a esos sí los voy a encerrar! bueno pues manos a la obra, a juntar la basura (se detiene en seco) ¡Por rómulo y remo! ¡viene para acá el traficante de animales en peligro de extinción! ¿qué hago?

Mamá de caperucita: (viendo al lobo) ¡ayyy! ¡auxilio! ¡el lobo!

El lobo se asusta con el grito y se pone a temblar.

Funcionario del zoológico: ¡ya te tengo malvado!

Superabuelita: (sale de su escondite) ¿qué pasa aquí?

Funcionario: hágase a un lado abuelita que se trata de un lobo peligrosísimo.

Superabuelita: ¿peligrosísimo? están equivocados. es un lobito que ha prometido portarse bien de hoy en adelante.

Mamá: ¿entonces ya lo conoces?

Funcionario: (saca una jeringa gigante) en este instante lo dormiré para llevármelo.

Lobo: ¡ay!

Superabuelita: nada de eso. El lobo se queda aquí. Debe desintoxicarse de tanta contaminación, además que necesitaré un ayudante para guardar el bosque.

Funcionario: pero ¿cómo se atreve? se trata de un patrimonio estatal. Está incurriendo en un delito muy grave. Así que usted también me tendrá que acompañar. En la cárcel lo aclarará todo.

Superabuelita: ¡al contrario! lo voy a demandar yo a usted con la asociación protectora de animales. tengo pruebas de que usted ha violado normas internacionales. ¡Así que fuera de aquí!

Funcionario del zoológico: ¡eso lo veremos!

El lobo envalentonado lanza un feroz rugido, que puede ser grabado y amplificado para dar un mayor efecto, el funcionario asustado avienta la jeringa que cacha diestramente el lobo, para luego inyectar a su atacante, el cual cae dormido instantáneamente)

Superabuelita: ¡bien hecho! creo que llegarás a ser muy buen ayudante.

Mamá: (viendo a caperucita) ¡Caperucita roja! (la abraza)

Caperucita roja: ¿qué te parece la nueva mascota?

Mamá: ¿el lobo?

Lobo: (besándole caballerosamente la mano) pero un lobo muy servicial y mansito, un incomprendido que ha encontrado rehabilitación.

Superabuelita: ¡celebremos este alegre final, con música y una canción!

Los animales y árboles salen a escena y cantan entre el público la canción de pamba.

TELON

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