viernes, 25 de noviembre de 2011

Obra cómica sarcástica para tres mujeres.

En estos tiempos difíciles ya no se sabe quién de los conocidos es un ladrón, un asesino o un narco dispuesto a matarte. Si tu país pasa por una situación de violencia como la que vive México disfrutarás esta obra sarcástica y de humor negro que nos presenta Claudio Gotbeter, autor argentino, en su obra LA PRUDENCIA.

La acción sucede en la Nochevieja, Trinidad y Margarita son dos mujeres hipocondríacas y sufridas, que se dan cuenta de la pésima situación en la que vivimos. Nina llega a la celebración pero las mujeres prudentes no le abren la puerta, a pesar de conocerla desde hace muchos años pues "uno nunca sabe", cuando por fin se animan a dejarla entrar se ven envueltas en una situación complicada que las lleva a asesinar a Nina, esa no es muy importante pues Nina de cualquier manera se pensaba suicidar.

La obra de teatro es muy divertida y la acción sucede en un departamento, así que es fácil de producir. Si es para montar en el colegio te recomiendo que no caigas en el melodrama ramplón, la obra es deliciosamente cruel y fársica.

Obra cómica sarcástica para tres mujeres

La Prudencia




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Estas son las primeras páginas de la obra:

ESCENA ÚNICA
Una habitación pequeña. Una puerta. Una mesa y dos sillas. Un cortinado
que da a la cocina. Suena una melodía de acordeón. Sube luz. Margarita
está sentada. Entra Trinidad desde la cocina con una botella de vino y dos
copas. Sirve y se sienta. Largo silencio. Corta la música.
TRINIDAD.-
(Suspira. Margarita, también)...¡Salud Margarita!
MARGARITA.-
¡Salud Trinidad! (Beben)
TRINIDAD.-
(Silencio)...Año nuevo, vida nueva.
MARGARITA.-
Así dicen.
TRINIDAD.-
...Ojalá que este año sea mejor que el anterior.
MARGARITA.-
Es lo que yo deseo todos los años.
TRINIDAD.-
Yo también... La verdad, daría cualquier cosa por volver a la seguridad de la
infancia.
MARGARITA.-
Cualquier cosa es poco.
TRINIDAD.-
...¡Qué lindo sería retroceder en el tiempo!, ¿no?
MARGARITA.-
¿Lindo? ¡Sería maravilloso!
TRINIDAD.-
Sí... ¡Salud Margarita!
MARGARITA.-
¡Salud Trinidad! (Beben)
TRINIDAD.-
...Me siento mal.
MARGARITA.-
La acompaño en el sentimiento.
TRINIDAD.-
Gracias.
MARGARITA.-
No, no me agradezca. Si pudiese evitarlo, lo haría... Lamentablemente me
siento igual o peor que usted.
TRINIDAD.-
...Mire que yo me siento “muy” mal, ¿eh?
MARGARITA.-
Y yo “horrible y pésimamente” mal.
TRINIDAD.-
Mmm... (Silencio) ¡Salud Margarita!
MARGARITA.-
¡Salud Trinidad!... (Beben)
TRINIDAD.-
(Llenando las copas) ...Estaba pensando que... Bueno, me parece queee...
Me parece que yo me siento peor.
MARGARITA.-
¿Por qué?
TRINIDAD.-
Porque además de mi estado anímico deplorable, me duele la cabeza.
MARGARITA.-
A mí me duele la cabeza y el estómago.
TRINIDAD.-
¡Espere! ¡No me dejó terminar!... Me duele la cabeza, el estómago, los
riñones, el hígado... el pecho, el páncreas y tengo una contractura en la
espalda que no me la saco ni con quince años de masajes... ¡Ah!, también me
duelen las articulaciones. ¡Todas!
MARGARITA.-
...¿Terminó?
TRINIDAD.-
Sí... ¡No! A eso agréguele una enfermedad.
MARGARITA.-
¿Qué enfermedad?
TRINIDAD.-
Una enfermedad... ¡incurable!
MARGARITA.-
¡¿Cuál?!
TRINIDAD.-
¡No sé!... Es tan incurable que los médicos no logran diagnosticarla.
MARGARITA.-
Entonces, no se puede afirmar que es incurable.
TRINIDAD.-
Sí. Me lo aseguraron los médicos.
MARGARITA.-
¿Y por qué se lo aseguran? Si todavía no tienen un diagnóstico.
TRINIDAD.-
¡Porque son médicos, Margarita!
MARGARITA.-
¡Primero necesitan averiguar de qué enfermedad se trata, Trinidad!
TRINIDAD.-
¡Ya le dije! ¡Es una enfermedad incurable, Margarita!
MARGARITA.-
¡¿Pero cuál, Trinidad?!
TRINIDAD.-
¡Otra vez con lo mismo! ¡Basta de cuestionar mi estado sanitario!... Si
pretende desafiar a toda la comunidad científica, por lo menos tenga la
decencia de hacer el juramento Hipocrático.
MARGARITA.-
¡Qué está diciendo! Yo no desafío a nadie. Lo único que hago es ver y sacar
conclusiones de lo que veo.
TRINIDAD.-
¡Entonces mire! ¡Es evidente que estoy enferma! Cualquiera que observe un
poquito a sus semejantes, inmediatamente percibe cómo están. ¡Y yo estoy a
la miseria! ¡Créame! ¡Estoy enferma hasta los huesos! ¡No tengo salvación!...
¡Mire! ¡Mire estas ojeras!... ¡Hace días que no logro dormir!
MARGARITA.-
¡¿Y yo?! ¡Hace meses que no pego un ojo!
TRINIDAD.-
¡Sí, pero yo hace años que me atraganto con toda la variedad de somníferos
que pueda imaginar!
MARGARITA.-
¡A mí ya no me hacen efecto!
TRINIDAD.-
¡A mí nunca me hicieron efecto!
MARGARITA.-
Entonces, ¿por qué los toma?
TRINIDAD.-
¡Porque estoy muy mal, Margarita! Pero usted no lo quiere reconocer.
MARGARITA.-
¡Y usted no acepta que yo estoy peor, Trinidad!
TRINIDAD.-
¡Si yo soy un espectro que va desapareciendo! ¡Una enferma crónica,
Margarita!
MARGARITA.-
¡Y yo un animalito gravemente herido en el final de su agonía! Desde que
tengo uso de razón, no hago más que andar a ciegas. Colgando de las cornisas,
a los manotazos para no caer.
TRINIDAD.-
¡Yo también voy por la misma cornisa! ¡Desgarrada! ¡Mutilada!
MARGARITA.-
¡¡Noo!! ¡¡Por mi cornisa no!! ¡¡Nadie puede caminar por mi cornisa!! ¡Y menos
una desgarrada y mutilada, porque ya se hubiese caído definitivamente!
TRINIDAD.-
¡Estoy en eso! ¡Deme un poquito de tiempo y lo va a comprobar!
MARGARITA.-
¡No puedo darle tiempo! ¡¿No ve que me desgajo como una naranja seca?!
TRINIDAD.-
¡Cómo pretende que la vea, si yo me estoy desmoronando! ¡Me estoy
hundiendo como un barquito al garete!
MARGARITA.-
¡Cuando usted termine de hundirse con su ridícula metáfora, yo voy a estar
bajo tierra! ¡Muerta y sepultada mil veces!
TRINIDAD.-
¡No sé! ¡Vamos a ver quién se muere primero!
MARGARITA.-
Si usted supiese el secreto que yo guardo, cambiaría de opinión ahora mismo.
TRINIDAD.-
(Silencio) ...¿Qué secreto?
MARGARITA.-
Un secreto.
TRINIDAD.-
...Yo también tengo uno.
MARGARITA.-
No me pida que se lo cuente porque es in-con-fesable.
TRINIDAD.-
Bueno... pero usted no me pida que le cuente el mío.
MARGARITA.-
De acuerdo. No le pido.
TRINIDAD.-
Perfecto. Nadie pide... ¡Salud!
MARGARITA.-
¡Salud!... (Beben. Silencio) ...Es un secreto abominable.
TRINIDAD.-
¡¿Y el mío?! ¡Je! (Entra Nina a escena y toca el timbre. Margarita y Trinidad
se asustan) ¡Ay! ¡¿Quién será?!
MARGARITA.-
No sé... ¿Usted espera a alguien?
TRINIDAD.-
Sí, a Nina. Como todos los años.
MARGARITA.-
¡Ah, Nina! ¡Claro! Debe ser ella, abra.
TRINIDAD.-
...¿Y si no es?
MARGARITA.-
...No abra.
(Nina toca nuevamente. Margarita y Trinidad vuelven a asustarse)
TRINIDAD.-
...¿Qué hago? ¿Arriesgo?
MARGARITA.-
Pregunte quién es, Trinidad. ¿En qué mundo vive? No se le abre la puerta a
cualquiera.
TRINIDAD.-
Tiene razón... (Acercándose a la puerta) ¡¡¿Quién es, Nina?!!
NINA.-
¡Sí, soy yo!
TRINIDAD.-
(A Margarita, aplaudiendo) ¡Es Nina! ¡Es Nina!
MARGARITA.-
¡Claro! Preguntando así, ¿qué quiere que le conteste? ¡No, no soy Nina! ¡Soy
un ladrón! ¡Abra! ¡Le robo, la violo y me voy a mi casa!
TRINIDAD.-
...¿Cómo pregunté?
MARGARITA.-
Anticipó el nombre. Dijo: ¿quién es, Nina?
TRINIDAD.-
¡Ay, qué estúpida! ¡Es cierto!... ¿Y ahora?
MARGARITA.-
¡Qué sé yo!... Pregúntele algo personal. Algo que ella sola pueda saber.
TRINIDAD.-
Tiene razón. Es una buena idea... (Van hacia la puerta) ¡¿Qué día nació?
NINA.-
¡¿Cómo?!
TRINIDAD.-
¡Diga la fecha de su nacimiento, por favor!
NINA.-
...¡¿Para qué?!
MARGARITA.-
¡Por seguridad! ¡Usted diga!
TRINIDAD.-
¡Sí, diga!
NINA.-
...El 21 de marzo.
TRINIDAD.-
(A Margarita) El 21 de marzo...
MARGARITA.-
...¿Y? ¿Es ella?
TRINIDAD.-
¿Usted no sabe qué día nació?
MARGARITA.-
No.
TRINIDAD.-
Yo tampoco... Me parece que hice una pregunta tonta.
MARGARITA.-
¿Tonta? Yo diría que es una pregunta ridícula.
NINA.-
¡¿Qué pasa chicas, por qué no abren?!
TRINIDAD.-
¡Porque no sabemos si usted es Nina o un impostor!
NINA.-
¡Ay, Trinidad! ¡Soy yo! ¡Déjeme entrar!
TRINIDAD.-
(A Margarita en voz baja) ¡Dijo mi nombre!
MARGARITA.-
Estaba escuchando detrás de la puerta. Es obvio.
NINA.-
(Tocando el timbre) ¡Abran de una vez! ¡Me siento mal!
MARGARITA Y TRINIDAD.-
(Juntas) ¡¿Y yo?!...
NINA.-
¡Por favor! ¡Si todos los años para esta fecha nos reunimos las tres!
TRINIDAD.-
...¡A ver! ¿Para qué nos reunimos?

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